¿Qué requisitos se deben cumplir para decir que un viaje ha comenzado desastrosamente?
¿Hace falta que a uno le anestesien y le roben un riñón que estaba utilizando? Bueno, si a uno no le anestesiaran, supongo que sería aún más desastroso.
¿O basta con que uno acuda al aeropuerto de Barajas con un pasaporte lleno de visados exóticos y... ya caducado? Olvidando, por supuesto, el nuevo pasaporte en el cajón de arriba del armarito que hay junto al ordenador.
Esto ocurrió y... se solucionó gracias a un taxista heroico y a los cincuenta euros que me costó ir y volver al aeropuerto de Barajas en menos de 40 minutos.
Por cierto, gracias, señor taxista. No creo que usted lea esto, pero... llegué a tiempo. Tomé el vuelo a Buenos Aires y pude entrar al país, pequeña ventaja que me proporcionó el pasaporte en vigor.
El taxista me contó que otra vez, con una chica, le pasó una historia parecida. Nunca supo si la chica había llegado a tomar su avión o no.
Hmmm... curioso, los taxistas sólo conocen una parte de las historias, se quedan en el medio del primer acto, o tal vez del nudo... pero se ven privados de conocer los desenlaces.
Pues bien, señor taxista, gracias a usted, estoy aquí en un locutorio de Ushuaia, la ciudad más meriodional del mundo (si es que meridional quiere decir sureña) escribiendo en un ciber, usando uno de esos diabólicos teclados que hacen tanto ruido cada vez que uno los pulsa.
Desde la ventana, con el logo de Telefónica, veo casas de madera pintadas de colores vistosos, unos picos nevados y un cielo muy azul. Es como Cicely (¿se escribe así?) - la de Doctor en Alaska - pero justo en el otro extremo del continente.
(Me hospedo aquí, por si alguien tiene la curiosidad)
¿Hace falta que a uno le anestesien y le roben un riñón que estaba utilizando? Bueno, si a uno no le anestesiaran, supongo que sería aún más desastroso.
¿O basta con que uno acuda al aeropuerto de Barajas con un pasaporte lleno de visados exóticos y... ya caducado? Olvidando, por supuesto, el nuevo pasaporte en el cajón de arriba del armarito que hay junto al ordenador.
Esto ocurrió y... se solucionó gracias a un taxista heroico y a los cincuenta euros que me costó ir y volver al aeropuerto de Barajas en menos de 40 minutos.
Por cierto, gracias, señor taxista. No creo que usted lea esto, pero... llegué a tiempo. Tomé el vuelo a Buenos Aires y pude entrar al país, pequeña ventaja que me proporcionó el pasaporte en vigor.
El taxista me contó que otra vez, con una chica, le pasó una historia parecida. Nunca supo si la chica había llegado a tomar su avión o no.
Hmmm... curioso, los taxistas sólo conocen una parte de las historias, se quedan en el medio del primer acto, o tal vez del nudo... pero se ven privados de conocer los desenlaces.
Pues bien, señor taxista, gracias a usted, estoy aquí en un locutorio de Ushuaia, la ciudad más meriodional del mundo (si es que meridional quiere decir sureña) escribiendo en un ciber, usando uno de esos diabólicos teclados que hacen tanto ruido cada vez que uno los pulsa.
Desde la ventana, con el logo de Telefónica, veo casas de madera pintadas de colores vistosos, unos picos nevados y un cielo muy azul. Es como Cicely (¿se escribe así?) - la de Doctor en Alaska - pero justo en el otro extremo del continente.
(Me hospedo aquí, por si alguien tiene la curiosidad)
4 comentarios:
Ey! Buen viaje y ten cuidado, vuelve sano y salvo.
Y eso, pon fotos, que de leer ya surge la curiosidad!
Gracias, gal.
Intentaré colgar fotos.
Hoy he estado en la cárcel de Ushuaia. Mañana en el parque nacional de Tierra de Fuego.
Como te envidio... Me encanta Argentina, no sé si alguna vez en otra vida tuve que ver algo con esa tierra o algún gen extraviado lleva parte de una memoria histórica que a mí no me corresponde. ¿Cuando vuelves?
Respecto al asunto pasaporte, tengo que decirte que eso ocurre a cada momento en el aeropuerto y no siempre uno puede volver a por él, o lo ha perdido o se lo han robado o lo que sea. En este caso se va uno a la Comisaría del Aeropuerto, cuenta lo que le ha ocurrido y con el billete de ida y vuelta te hacen en el momento un duplicado de tu pasaporte que dura todo el tiempo de tu viaje. Cuando vuelves, devuelves el duplicado y ya está.
Disfruta, amigo.
Cierto, Miss, esa opción era la más razonable, pero los polis de allá me dijeron que si tenía pasaporte y no lo había llevado no podía presentar una denuncia falsa diciendo que me lo habían robado. Ya ves, me tocó el poli legalista.
Y mi comienzo de viaje tuvo mucha más emoción, claro.
Gracias, miss.
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